¿qué más puedo perder?
Es el tiempo ruin de los antídotos.
Materia devaluada, la aventura
disiente de ella misma y se aminora.
Ya sólo quedan rastros de peligros,
una zona prohibida apenas frecuentada,
la pauta exigua de lo inconfesable,
cierto amargo fugaz de furia y desacato.
La osadía de bordes delictivos,
los deseos gastados
en los turbios dispendios de la infidelidad,
la virtud y la inercia depravada,
el amor desangrándose
como un licor impuro, la excitante
trastienda de la noche,
Materia devaluada, la aventura
disiente de ella misma y se aminora.
Ya sólo quedan rastros de peligros,
una zona prohibida apenas frecuentada,
la pauta exigua de lo inconfesable,
cierto amargo fugaz de furia y desacato.
La osadía de bordes delictivos,
los deseos gastados
en los turbios dispendios de la infidelidad,
la virtud y la inercia depravada,
el amor desangrándose
como un licor impuro, la excitante
trastienda de la noche,
¿qué se hicieron?
Los años, ay de mí, me han desmentido.
José Manuel Caballero Bonald
José Manuel Caballero Bonald
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