No es que hayan muerto, se fueron antes

viernes, 30 de noviembre de 2007

Fotografía de Manuel Vilariño
Lloras a tus muertos con un desconsuelo tal, que no parece sino que tú eres eterno.
Not dead, but gone before, dice bellamente el proloquio inglés.
No es que hayan muerto, se fueron antes.
Tu impaciencia se agita como loba hambrienta ansiosa de devorar enigmas.
¿Pues no has de morir tú un poco después y no has de saber por fuerza la clave de todos los problemas, que acaso es de una diáfana y deslumbradora sencillez?
Se fueron antes.. ¿a qué pretender interrogarlos con insistencia nerviosa?
Déjalos siquiera que sacudan el polvo del camino.
Déjalos siquiera que restañen en el regazo del Padre las heridas de los pies andariegos.
Déjalos siquiera que apacienten sus ojos en los verdes prados de la paz.
El tren aguarda, ¿por qué no preparas tu equipaje?
Esta sería más práctica y eficaz tarea.
El ver a tus muertos es de tal manera cercano e inevitable, que no debes alterar con la menor festinación las pocas horas de tu reposo.
Ellos, con un concepto cabal del tiempo, cuyas barreras traspusieron de un solo ímpetu, también te aguardarán tranquilos.
Tomaron únicamente uno de los trenes anteriores….
Amado Nervo

Crucifixión

jueves, 29 de noviembre de 2007


La luna pudo detenerse al fin por la curva blanquísima de los caballos.

Un rayo de luz violenta que se escapaba de la herida

proyectó en el cielo el instante de la circuncisión de un niño muerto.

La sangre bajaba por el monte y los ángeles la buscaban,
pero los cálices eran de viento y al fin llenaba los zapatos.
Cojos perros fumaban sus pipas y un olor de cuero caliente
ponía grises los labios redondos de los que vomitaban en las esquinas.
Y llegaban largos alaridos por el Sur de la noche seca.
Era que la luna quemaba con sus bujías el falo de los caballos.
Un sastre especialista en púrpura
había encerrado a tres santas mujeres
y les enseñaba una calavera por los vidrios de la ventana.
Las tres en el arrabal rodeaban a un camello blanco,
que lloraba porque al alba
tenía que pasar sin remedio por el ojo de una aguja.
¡Oh cruz! ¡Oh clavos! ¡Oh espina!
¡Oh espina clavada en el hueso hasta que se oxíden los planetas!
Como nadie volvía la cabeza, el cielo pudo desnudarse.
Entonces se oyó la gran voz y los fariseos dijeron:
Esa maldita vaca tiene las tetas llenas de leche.
La muchedumbre cerraba las puertas
y la lluvia bajaba por las calles decidida a mojar el corazón
mientras la tarde se puso turbia de latidos y leñadores
y la oscura ciudad agonizaba bajo el martillo de los carpinteros.

Esa maldita vaca
tiene las tetas llenas de perdigones,
dijeron los fariseos.
Pero la sangre mojó sus pies y los espíritus inmundos
estrellaban ampollas de lagunas sobre las paredes del templo.
Se supo el momento preciso de la salvación de nuestra vida.
Porque la luna lavó con agua
las quemaduras de los caballos
y no la niña viva que callaron en la arena.
Entonces salieron los fríos cantando sus canciones
y las ranas encendieron sus lumbres en la doble orilla del rio.
Esa maldita vaca, maldita, maldita, maldita
no nos dejará dormir, dijeron los fariseos,
y se alejaron a sus casas por el tumulto de la calle
dando empujones a los borrachos y escupiendo sal de los sacrificios
mientras la sangre los seguía con un balido de cordero.

Fue entonces
y la tierra despertó arrojando temblorosos ríos de polilla.

Federico García Lorca
18 de Octubre de 1929. New York.

Aprendiendo

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Rosebud

lunes, 26 de noviembre de 2007


Primera parte - Madre vestida

sería mayo cuando caían

las lentas lluvias de amanecer

sobre los montes de alto el fuego

la carta no pudo retroceder

acaso en tren en yeguas lentas

las palabras fueran de papel

la muchacha quiso fuera de trigo

el pan de avena al anochecer

y fue de centeno cuando los claros

le obligaron a sellar los ojos

no ver la muerte



jamás sería la compañera de un brigadier



***



han deshuesado los inciertos

parámetros de la tarde

convengo en que puedo morir

¿puedo?

puedo morir si quiero envejecer

por si alguna vez tuvimos tuvieron

fe y deseos de vencer atizo

los rescoldos de lo que pudo haber sido

de no morir el rojo brigadier

bañados todos en zumo de caserna

camaradas



viuda y doncella no supo

subirse a un paquebote troquelado

muelles de organdí estelas de satén

ni llegar a una isla desierta

de memoria y batallas perdidas

donde floreciera en febrero y vencieran

sindicalistas de la segunda generación

bajo los puentes más lejanos

llegaban barcos holandeses errantes

gabarras furtivas de ríos insuficientes

catamaranes polisémicos

¿0 polinésicos?

de tanto norte el sur tiritaba

porque era año de extasiado presagio

los paquebotes no volvían a casa

y los turcos habían perdido la cabeza.

Manuel Vázquez Montalban

Perder la memoria

viernes, 23 de noviembre de 2007


… Escribir y leer, al fin, son formas de recordar, de volver a recordar, de seguir recordando, de intentarlo al menos. Escribir es incitar a hacerlo. También es olvidar de nuevo todo lo olvidado, todo lo que sucedió o nunca llegó a suceder, lo que jamás sucederá. Rebuscar en los cajones de la infancia, en las fugaces y turbias sombras de la adolescencia, en la hermética razón o sinrazón de la madurez. Indagar en la perspicaz y excéntrica apatía de la senectud. Intentar adivinar cómo será el vértigo de perder la memoria, el placentero tránsito a la muerte o el dolor de nacer. Dar importancia al pasado a pesar de cuán poco importa. Echar una mirada sobre uno mismo y sobre los que, mucho, poco o nada, conocimos. Querer extraer la esencia de las cosas y los seres. Declamar en silencio mientras se teclea a voz en grito o en susurros, en masculino o en femenino, consciente de que esas voces sólo sonarán en el pensamiento de los que leen.
David Cantero

Otoñales

jueves, 22 de noviembre de 2007

Animal del Alma

Un perro llamado Dolor de Luis Eduardo Aute

Anímate, levanta el animo,
animal,
que la Bestia te quiere
asesinar
y, de puro bestia, no sabe

que el Alma que te anima,
animal del alma,
es amortal.

Luis Eduardo Aute
De Animal (1991-1994)

Doce tumbas

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Naturaleza muerta con cúrcuma (1999) de Manuel Vilariño

Pájaro solitario, llegaste aquí

en esta tarde sumergida

de raíz de cúrcuma y chapa de cobre,

cercadas tus plumas,

ocultos tus ojos,

un hilo impalpable de sangre

y tu mirada quebrada.


Ahora me pregunto,

qué fue de aquella luz quebrada,

del azafrán y del alambre,

y del fulgor de tus escamas,

reptil de poderosa mirada.


Ahora me pregunto,

en los círculos sombríos de la tarde,

por lo que ya no es,

por el declinar de lo que ha sido.


Ya no soy nada,

ya nada queda,

la luz atroz del invierno

me estremece.

Manuel Vilariño

La rosa de los vientos Mägo de Hoz

martes, 20 de noviembre de 2007

Jerigóndor (Jabberwocky)


Cocillaba el día y las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.

“Cuídate, hijo mío, del Jerigóndor,
que sus dientes muerden y sus garras agarran!
¡Cuídate del pájaro Jubjub, y huye
del frumioso zumbabadanas!”

Echó mano a su espada vorpal;
buscó largo tiempo al manxomo enemigo,
descansó junto al árbol Tumtum,
y permaneció tiempo y tiempo meditando.

Y, estando sumido en irribumdos pensamientos,
surgió, con ojos de fuego,
bafeando, el Jerigóndor del túlgido bosque,
y burbulló al llegar!

¡Zis, zas! ¡Zis, zas! ¡Una y otra vez
tajó y hendió la hoja vorpal!
Cayó sin vida, y con su cabeza,
emprendió galofante su regreso.

“¿Has matado al Jerigóndor?
Ven a mis brazos, sonrillante chiquillo,
¡Ah, frazoso día! ¡Calós! ¡Calay!,”
mientras él resorreía de gozo.

Cocillaba el día y las tovas agilimosas
giroscopaban y barrenaban en el larde.
Todos debirables estaban los burgovos,
y silbramaban las alecas rastas.


Lewis Carroll

Kim Joon

miércoles, 14 de noviembre de 2007




Amistad a lo largo

martes, 13 de noviembre de 2007


Pasan lentos los días

y muchas veces estuvimos solos.

Pero luego hay momentos felices

para dejarse ser en amistad.


Mirad:

somos nosotros.


Un destino condujo diestramente

las horas, y brotó la compañía.

Llegaban noches. Al amor de ellas

nosotros encendíamos palabras,

las palabras que luego abandonamos

para subir a más:

empezamos a ser los compañeros

que se conocen

por encima de la voz o de la seña.

Ahora sí. Pueden alzarse

las gentiles palabras

-ésas que ya no dicen cosas-,

flotar ligeramente sobre el aire;

porque estamos nosotros enzarzados

en mundo, sarmentosos

de historia acumulada,

y está la compañía que formamos plena,

frondosa de presencias.

Detrás de cada uno

vela su casa, el campo, la distancia.


Pero callad.

Quiero deciros algo.

Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.

A veces, al hablar, alguno olvida

su brazo sobre el mío,

y yo aunque esté callado doy las gracias,

porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.

Quiero deciros cómo trajimos

nuestras vidas aquí, para contarlas.

Largamente, los unos con los otros

en el rincón hablamos, tantos meses!

que nos sabemos bien, y en el recuerdo

el júbilo es igual a la tristeza.

Para nosotros el dolor es tierno.

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.


Jaime Gil de Biedma

Creación

domingo, 11 de noviembre de 2007

Algún día nos amamos

lunes, 5 de noviembre de 2007

Por la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Radiantes como el día eran tus ojos, radiante la corriente fluía y era radiante el alto cielo. Días de abril, aires del Edén...Cuando murió la gloria en el dorado crepúsculo, brillante ascendió la luna, y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor...Oh amor mío, habíamos amado. Ahora el hielo aprisiona nuestro río, con su blancura cubre la nieve nuestra isla, y junto a la lumbre invernal Joan y Darby dormitan y sueñan. Sin embargo, en el sueño, fluye el río y la barca del amor aún se desliza...Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas. Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos. Oh amor mío, ama el pasado, pues algún día fuimos felices y algún día nos amamos.

Robert Louis Stevenson

Quiero dormir un rato, F. García Lorca

viernes, 2 de noviembre de 2007


Crisantemos, 1

jueves, 1 de noviembre de 2007

¿Acaso reirás
en la hora sangrienta de la guerra?
Fumío Haruyama

Hoy bajan a tus hombros
crisantemos.
Llegan, se anuncian, dicen hola
- crisantemos -,
dicen recuerda y vuélvete a la vida,
hubo tal vez distancias
o besos con sabor
a crisantemos.

Y pájaros amargos, aves ciegas
en bandada emigrante.
Te nazco hacia el futuro
y los pulsos me gritan
---crisantemos---
temblando de ansiedad.

Hoy me acuerdo de vientos y de lenguas,
echo el ancla, decido,
rompo espejos y cartas,

despierto crisantemos.

Juan Ruiz de Torres (1982)

Regaré con lágrimas tus pétalos