no entiendo cómo no han prohibido morir
a los 25 años
y han dejado al hombre mudo ante
el eco imprenetrable
de los días,
con el fondo de la vida atafagándole
las sienes,
examinando boca abajo su
certificado de irrealidad,
inerme,
extendiendo torpemente
los brazos
tras un reguero de
ausencias
a los 25 años
y han dejado al hombre mudo ante
el eco imprenetrable
de los días,
con el fondo de la vida atafagándole
las sienes,
examinando boca abajo su
certificado de irrealidad,
inerme,
extendiendo torpemente
los brazos
tras un reguero de
ausencias
Francisco Javier Irazoki
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