Altamira habló y dijo:
- ¿Qué tienes que decirnos del Matrimonio, Maestro?
Y esta fue la respuesta:
- Nacísteis juntos y juntos permaneceréis para siempre. Aunque las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días.
Juntos estaréis en la memoria silenciosa de Dios. Mas dejad que en vuestra unión crezcan los espacios. Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro, mas no hagáis del amor una prisión. mejor es que sea un mar que se mezcla entre las orillas de vuestra alma.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis solo en una. Compartid vuestro pan, mas no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, alegraos, pero que cada uno de vosotros conserve la soledad para retirarse a ella a veces.
Hasta las cuerdas del Laud están separadas, aunque vibren con la misma música.
Ofreced vuestro corazón, pero no que se adueñen de él. Porque sólo la mano de la Vida puede contener vuestros corazones.
Y permaneced juntos, mas no demasiado juntos: porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.
Kalil Gibrán
- ¿Qué tienes que decirnos del Matrimonio, Maestro?
Y esta fue la respuesta:
- Nacísteis juntos y juntos permaneceréis para siempre. Aunque las blancas alas de la muerte dispersen vuestros días.
Juntos estaréis en la memoria silenciosa de Dios. Mas dejad que en vuestra unión crezcan los espacios. Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos uno a otro, mas no hagáis del amor una prisión. mejor es que sea un mar que se mezcla entre las orillas de vuestra alma.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis solo en una. Compartid vuestro pan, mas no comáis de la misma hogaza.
Cantad y bailad juntos, alegraos, pero que cada uno de vosotros conserve la soledad para retirarse a ella a veces.
Hasta las cuerdas del Laud están separadas, aunque vibren con la misma música.
Ofreced vuestro corazón, pero no que se adueñen de él. Porque sólo la mano de la Vida puede contener vuestros corazones.
Y permaneced juntos, mas no demasiado juntos: porque los pilares sostienen el templo, pero están separados. Y ni el roble ni el ciprés crecen el uno a la sombra del otro.
Kalil Gibrán
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